jueves, 12 de noviembre de 2009

Referencias en el camino


Habitualmente caminamos por la vida, por nuestra vida, sus emociones, lo que nos ofrece... sin más inercia que aquella que nos da el mero hecho de haber empezado a andar y no parar, y ya sabemos que la inercia aburre, puesto que no supone un esfuerzo, tal como la entendemos cotidianamente. Ese aburrimiento te adormece, te hace no darte cuenta de muchas cosas, de lo que te rodea, hace que te despites, que te engulla tu propia vida... o incluso siendo consciente de esa inercia, en ocasiones incontrolable, acabas no sabiendo donde parar, si es que puede parar, ni la manera de hacerlo, habitualmente no tienes en el camino que recorres un sitio donde parar, no lo ves, vas despistado, no lo encuentras, te lo impide la niebla que te rodea y en la que de manera lúcida un día te metiste pensando que era una bonita aventura y podías salir sin más cuando quisieses y en otras de manera involuntaria es la misma niebla la que decide atraparte...


Quizás, sin darte cuenta, sepas que debías haber parado cuando estás ya en el abismo que no viste, la gravedad hace el resto y te preguntas que qué pasa, ni sabes donde estás y te da igual caer sin remedio, lo has aceptado..., en otras ocasiones tienes suerte, la suerte de encontrar una referencia, un simple paso en medio de la nada que parece te marca una pausa obligada, al menos para reflexionar si seguir o no, desandar lo andado como puedas, esperar que despeje o ...cambiar de camino, tirar por uno en el que tienes la certeza de que llegarás a algo nuevo, no importa la distancia, ésta al final no es más que tiempo y la distacia siempre acaba tendiendo a cero si tienes ganas, merece la pena y lo crees y quieres de verdad.

No hay comentarios: