viernes, 27 de noviembre de 2009

Empezar a andar...

Hoy toca ponerse a andar, antes, haber cerrado la puerta y antes de cerrar la puerta, haber hecho la maleta...

Cuando uno sale para no volver qué menos que preparar una maleta con las cosas que necesitará y cuando uno echa las cosas necesarias siempre se queda con lo fundamental, lo que será útil y bueno allá donde vaya. No se lleva nada que no valga, la maleta es pequeña, a veces por obligación y es bueno elegir lo que llevaremos. Hay cosas indispensables, que no pesan ni ocupan lugar, son las ganas, la ilusión, los planes y una agenda roja Moleskine en blanco donde anotar nuestros planes futuros.

En mi maleta he metido todo lo que necesito, ha sido difícil, he dejado muchas cosas que quería y necesitaba, miro todo lo que no me puedo llevar y en general puedo decir que tengo aprecio a casi todo lo que dejo, quizás es que soy de aquellos que no tiran nada porque todo vale o puedes necesitarlo, las experiencias en la vida son similares, yo nunca las desecho, de ellas aprendo y por eso las tomo aprecio, por lo que me enseñaron aún no siendo buenas, igual que las cosas materiales en el fondo.

Cierro mi maleta, en ella me llevo cosas también nuevas, algunas que estaban ahí y nunca usé, otras que he creído necesitaría dado que tengo la sensación de que me servirán en un futuro sin saber muy bien el porqué, de que lugar han salido o por qué las he comprado... Abro la puerta, miro atrás y tengo la sensación que tiene todo el mundo que se muda y sabe que no volverá, esa sensación es una especie de balance fugaz de todo el tiempo pasado y vinculado a esa casa y a esa maleta, mi balance inconsciente es bueno, ha habido muchas cosas buenas, pocas malas, muy pocas, pero la maleta no es grande, sí fuerte y ligera, para que no pese mucho, y el sitio donde uno guarda sus emociones y vivencias también, es una obligación que me impongo dejar cosas en la casa de la que marcho. Cierro la puerta, todo lo que se tiene que quedar se queda allí y me pongo a andar con mi maleta, teniendo claro el sitio al que voy pero sin saber el camino exacto, solo espero encontrame con vosotros de nuevo y con nueva gente, tratar de ser mejor persona, empaparme de todo y vivir con la ilusión que hasta ahora he vivido.

viernes, 13 de noviembre de 2009

La puerta de la fantasía...

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Me gustaría preguntarte, qué entiendes por fantasía? tienes fantasía? usas la fantasía?
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Si me respondes con otra pregunta, gesto muy habitual hoy en día y que no me gusta, todo sea dicho, yo te contestaría que sí, la uso y la tengo y por tanto la entiendo en todas sus acepciones y en concreto en la que ocupa esta entradilla de blog. Antes de comentar el significado de fantasía del que disfruto quiero explicaros la razón de usar una puerta como la que ilustra la entrada a la fantasía. Parece que la fantasía es cosa de niños, un adulto, por el mero hecho de serlo, desprecia la fantasía, no me vayan a tachar de infantil o loco, fantasías las justas, son irreales, cuentos fantásticos los mínimos, que hay que tener los pies en el suelo... Será que la puerta de la fantasía es una reja herrumbrosa y un muro ruinoso que cierra el paso a una construcción casi derruida que oculta no sabemos qué dentro..., y no es verdad que a los niños les encanta meterse en sitios en ruinas y hacer gamberradas, y a los mayores advertir y prohibir a los pequeños que se metan,...yo lo hacía, me acuerdo de hacerlo en "la casa del escultor" y la antigua prisión de mujeres de Ocaña, y en la ya rehabilitada iglesia del Cármen, pero el caso es que lo sigo haciedo de mayor y por los buenos recuerdos de hacerlo de enano no tengo vergüenza de hacerlo ahora y de tener fantasía, hace tiempo que por primera vez empujé la reja o salte la tapia de la puerta de la fantasía y me metí dentro, lo sigo haciendo cada día.
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Se define la fantasía como la facultad humana que permite reproducir por medio de imágenes mentales sucesos que no pertenecen habitualmente al ámbito de la relidad. Ahora bien, esta definición aunque ilustrativa no es completa y falta matizarla, con qué? y esto no es invención mía, es la continuación del significado de fantasía. Estos sucesos pueden ser irrealizables, por ejemplo rescatar literalmente a la princesa cautiva de la torre guardada por el dragón, o... ser posibles o REALIZABLES, la fantasía de ser algo, hacer algo, de que me suceda algo..., esta última es la fantasía del adulto, que quizás no conoces pero, que no es más que un complemento a la fantasía de los niños que todos seguimos teniendo.
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Si no la conocías te invito a que lo hagas, empuja la reja o salta el muro. Te sentirás como el niño que fuistes con su fantasía, estarás ilusionado, se te abrirá una nueva puerta de emociones y posibilidades, pero siempre tienes que estar predispuesto a querer hacerlo, en otro caso, sí, tendrás lo pies en el suelo, pero tan pegados, que no podrás ni saltar ni andar, te quedarás para siempre donde estás aunque creas que te mueves.
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Foto de un rincón en Pedraza

jueves, 12 de noviembre de 2009

Referencias en el camino


Habitualmente caminamos por la vida, por nuestra vida, sus emociones, lo que nos ofrece... sin más inercia que aquella que nos da el mero hecho de haber empezado a andar y no parar, y ya sabemos que la inercia aburre, puesto que no supone un esfuerzo, tal como la entendemos cotidianamente. Ese aburrimiento te adormece, te hace no darte cuenta de muchas cosas, de lo que te rodea, hace que te despites, que te engulla tu propia vida... o incluso siendo consciente de esa inercia, en ocasiones incontrolable, acabas no sabiendo donde parar, si es que puede parar, ni la manera de hacerlo, habitualmente no tienes en el camino que recorres un sitio donde parar, no lo ves, vas despistado, no lo encuentras, te lo impide la niebla que te rodea y en la que de manera lúcida un día te metiste pensando que era una bonita aventura y podías salir sin más cuando quisieses y en otras de manera involuntaria es la misma niebla la que decide atraparte...


Quizás, sin darte cuenta, sepas que debías haber parado cuando estás ya en el abismo que no viste, la gravedad hace el resto y te preguntas que qué pasa, ni sabes donde estás y te da igual caer sin remedio, lo has aceptado..., en otras ocasiones tienes suerte, la suerte de encontrar una referencia, un simple paso en medio de la nada que parece te marca una pausa obligada, al menos para reflexionar si seguir o no, desandar lo andado como puedas, esperar que despeje o ...cambiar de camino, tirar por uno en el que tienes la certeza de que llegarás a algo nuevo, no importa la distancia, ésta al final no es más que tiempo y la distacia siempre acaba tendiendo a cero si tienes ganas, merece la pena y lo crees y quieres de verdad.