martes, 9 de agosto de 2011

En sus zapatos...


Han pasado casi 5 meses desde mi última entrada, pero creo que dejarlo sucedió mucho antes... El origen de todo se encuentra dentro de mí mismo. Amar es renunciar al pasado. El pasado está viciado. El futuro está en el presente. Soy aquí y ahora. ¿Vacaciones? No las necesito. Mi vida está instalada en ellas. Casi todo cuanto hago me produce placer. Desde que despierto sin despertador hasta que me acuesto, también sin él. Hacer fotos o no, leer y escribir es masturbarse y también cansa.

Necesitaba pintar mis paredes de dentro y, ya de paso, reparar los golpes de chapa y pintura por fuera. Y volver cuando yo quisiese. Necesitaba echar de menos mi blog y olvidarme de mí y de ti y de nosotros y de vosotros y de ellos. Romper con todo para evitar romperme por dentro. Dedicarme a no ser y a no pensar hasta recuperar el calcio perdido.

Y aquí estoy, mejor acompañado que nunca y en sus zapatos...
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Foto tomada por Zaida en la playa de Zarautz en Julio de 2011
Texto: parafraseando, adaptando y añadiendo a una de las entradas del blog de Daniel Díaz "Ni libre ni ocupado"

jueves, 3 de marzo de 2011

Corazón de mimbre

...y en cuanto acabó de zurcir las heridas de las noches mal dormidas llegué yo y le llené de flores el jergón, para los dos, sin espinas, de colores, que se rieguen cuando llore, cuando no, las sulfatamos con nuestro sudor.
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Me confesó: cuando quieras arrancamos. Que en las líneas de la mano lo leyó, se acabó el que la quemara el sol. Pero se asustó, ¡como te retumba el pecho!,...tranqui, solo es mi maltrecho corazón, que se encabrita cuando oye tu voz.
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Adaptación de "Corazón de mimbre" de Marea

lunes, 14 de febrero de 2011

huili


La suma de dos caracteres de la escritura china que por si solos tienen su propio siginificado, el ideograma "voluntad" 会 y el ideograma "intelecto" 理 también respresentativo de la "gestión", conforman conceptualmente - huili - 会理 cuyo significado es “La enorme fuerza para superar las dificultades”, confiar en la propia mente, en nosotros, saber que somos merecedores de todo lo que queramos, sin subestimar nuestra capacidad y fuerza para cambiar y conseguir cuanto nos propongamos en cualquier situación, y así evitar dormirnos en la pasividad, dándonos por vencidos y renunciando... necesita de esforzarse, nos hará crecer y hacernos grandes, asumir la responsabilidad ante la vida, vivirla conscientemente y con plenitud ante cualquier adversidad. Es una actitud que nace de dentro y se muestra fuera.

lunes, 7 de febrero de 2011

El viajante de comercio

En menos de cinco minutos, Tom se hallaba acomodado en la habitación opuesta al mesón, la habitación en la que había imaginado el fuego ardiente, un fuego que rugía compuesto por suficiente madera como para provenir de media docena de buenos matorrales de uva espinados y apilados hacia arriba en el hogar, que rugían y crujían con un sonido que por si solo habría calentado el corazón de cualquier hombre razonable.

Aquello resultaba cómodo, pero no era todo, pues una joven agradablemente vestida, de mirada brillante y tobillos finos, estaba poniendo sobre la mesa un mantel blanco y muy limpio; y mientras Tom estaba sentado con los pies calzados con zapatillas, sobre el guardafuegos de la imaginada ardiente chimenea, dando la espalda a la puerta abierta, vio una atractiva perspectiva del bar reflejada en el espejo colocado sobre la repisa, con deliciosas filas de botellas verdes con etiquetas doradas, junto a frascos de adobos y conservas, quesos y jamones cocidos, y redondos de vaca, dispuesto todo sobre anaqueles de la manera más tentadora y deliciosa.

Bueno, también esto era confortable; pero no era todo: pues en el bar, sentada frente a un té en la mesita más agradable, cerca del pequeño fuego, había una rolliza viuda de unos cuarenta y ocho años, de rostro tan confortable como el bar, que era evidentemente la propietaria de la casa y la señora suprema de todas aquellas agradables posesiones. Tan sólo había un inconveniente en la belleza general del cuadro, y era un hombre alto, un hombre verdaderamente alto, de abrigo marrón con botones brillantes de cestería, bigotes negros y cabello negro y ondulado, sentado con la viuda en la mesa del té, y del que no se necesitaba gran perspicacia para intuir que estaba en el camino adecuado de persuadirla para que dejara de ser viuda, confiriéndole a él el privilegio de sentarse en ese bar durante lo que le quedara de vida.
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Texto de Charles Dickens "Historia del viajante de comercio"
Pedraza, febrero de 2011

martes, 18 de enero de 2011

...segundo cumpleaños !!!

Hace ahora dos años nació mi blog, Pentaprisma y Luz, sin ambiciones y con la única pretensión de ser escaparate, para nadie y para todo el que quiera, de mis fotos y experiencias. Muchísimas cosas han pasado en estos dos años, gran mayoría de ellas contenidas aquí, en ocasiones de forma claramente visible, en ocasiones de manera camuflada, pero jamás imaginé que después de 2 años cerca de 15 mil visitas hubiesen tocado la puerta de este rincón.
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Quiero agradecer a cada una de esas personas que hay detrás de cada click el haberme visitado, aunque sea una sola vez, y a todos los que de una manera u otra han colaborado con el blog, aportando textos, ideas o experiencias, resultado de haberse cruzado nuestros caminos en algún momento. GRACIAS !!

"Si además de escuchar estuviera más atento, si además de aprender también me moviera como el viento, si además de mirar fuese capaz de buscar por dentro, ganaría un preciado y valioso tesoro en tiempo y mandaría lo demás al fondo del vacío. Mientras me quede un soplo de aliento volveré a intentarlo, volveré a probarlo, volveré a entenderte, volveré a empezar de cero."

jueves, 13 de enero de 2011

...frente a frente

Queda, que poco queda, de nuestro amor apenas queda nada, apenas mil palabras. Queda sólo el silencio que hace estallar la noche fría y larga, la noche que no acaba. Sólo quedan las ganas de llorar al ver que nuestro amor se aleja y frente a frente bajamos la mirada, pues ya no queda nada de que hablar, nada.

Queda poca ternura y alguna vez haciendo una locura un beso, y a la fuerza. Queda un gesto amable para no hacer la vida insoportable y así ahogar las penas. Sólo quedan las ganas de llorar pues ya no queda nada de que hablar, nada.
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"Frente a frente" de Enrique Bunbury

domingo, 2 de enero de 2011

Galco


"Mi ignorancia de novel y mi vanidosa postura me usaron para construir un pasado y dar un carácter a alguien del cual pretendí, error, escribir también su futuro. Y terminé confundiéndole con mis recuerdos nacidos de lo real y convencerme de que le conocí en algún momento y lugar. Fue un tierno, en ocasiones brusco, y doliente duelo. Me derrotó. Porque nadie escapa a las consecuencias necesarias de su pasado."

Como cualquier bien nacido, y quién no lo es cuando le paren que ya será mal nacido para alguien en vida, así me crearon y así era yo, como todos, o más normal que todos. Ni rollizo ni espigado ni pillo ni honrado, ni mucho ni poco, cosa sosa. Que vete para allá, iba; que vengas, volvía. Y años llevaba en el mundo, que aunque caminaba no sabía guiarme, o peor aún, no me atrevía. Y no es que fuese lelo, que de ingenio ando muy cargado, pero como vago, nadie, ni la modorra del recién comido, y como cobarde, baste decir que aunque lamerón vengo a ser, no como azucarillos por miedo a tragármelos y atascarlos en el graguero y por ende asfixiarme. Pero desatenderé el contar las máculas y calidades de mi espíritu, pues para qué, si ellas se reflejan en las obras y sucesos de uno. Así, obviaré mi pasado, que tan solo me comprometí a escribir de mi futuro ya resuelto, y me detendré en esas fechas.

Fechas en las que tragué hastío y aburrimiento, las que pasé en casa de Berta Flande, hermana de mi abuelo paterno, y que por desvaríos del destino tuve que acampar en sus alcobas. Mujer ésta de figura que llevaba a equívocos, pues parecía que se mantenía erguida por un último soplo de vida, centenaria en el porte que no en los años ya que rondaría los setenta, tenía apariencia depauperada y huesuda, con un rostro cenceño de ojos saltones e insidiosos a modo de dedos que apuntaban con fastidioso descaro. Con ver como movía el esqueleto de parte en parte y latigueaba la lengua en las desiertas encías del regusto que le daba al hablar, cualquiera que tuviese algo peor que hacer de lo empalagosa y majadera que resultaba, huiría.

Así, después de cada cena, contaba, no sin antes guarecer mi jeta para que no me alcanzasen balines de comida que sin rumbo saltaban de su bocera, cómo feneció su marido, que fríos inviernos han caído ya, de unas extrañas fiebres que le vaciaron las entrañas, muriendo más seco que una mala intención. Y como a Berta Flande le placía decir... la palmó de oquedad, y en otras noches decía... jamás vi enjugar el nalgatorio de tal modo. Y a todo esto se reía, y yo pensaba... ¿y si ella le mató?

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Introducción de "Sabub en el hombre" de Jose A. Jiménez Soler