sábado, 30 de enero de 2010
miércoles, 27 de enero de 2010
Hórreo a la mañana
«Entrar en el hórreo es como entrar en la cueva de altamira del silencio, en la capilla sixtina de la sombra, en una iglesia románica con olores a incienso y velas. Entrar en el hórreo es como entrar en un laberinto donde la muerte cuece manzanas para las tinieblas.
Una jaula para el viento, una capilla para la lluvia, una cuna para la noche, un caballo de troya para la aurora, un ataúd para la oscuridad, el hórreo es una flor alzada siempre en otoño que guarda entre su cuadratura los círculos de las cuatro estaciones.
Este hórreo, casi tres veces centenario, es un barco encallado en un mar de heno, un faro que ilumina las largas noches de invierno, un testigo constante y mudo de tantas generaciones que nacieron, crecieron y murieron bajo su oscuridad. El hórreo es el arca de Noé para los largos días asturianos de lluvia y añoranza, pero para las nietas neoyorquinas que en verano se duermen bajo su sombra es el castillo encantado donde el hombre del saco se come las semillas del miedo.
En este hórreo guarda Dios sus zuecos cuando visita el cementerio.»
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"Dirección Brooklyn", Hilario Barrero
Mi agradecimeinto a Hilario Barrero por proporcionarme el texto completo