viernes, 19 de noviembre de 2010

El hombre más sabio que jamás conocí

Fermín Romero de Torres me había explicado en una ocasión que no existía en la vida experiencia comparable a la de la primera vez en que uno desnuda a una mujer. Sabio como era, no me había mentido, pero tampoco me había contado toda la verdad. Nada me había dicho de aquel extraño tembleque de manos que convertía cada botón, cada cremallera, en tarea de titanes. Nada me había dicho de aquel embrujo de piel pálida y temblorosa, de aquel primer roce de labios ni de aquel espejismo que parecía arder en cada poro de la piel. Nada me contó de todo aquello porque sabía que el milagro sólo sucedía una vez y que, al hacerlo, hablaba un lenguaje de secretos que, apenas se desvelaban, huían para siempre. Mil veces he querido recuperar aquella primera tarde en el caserón de la avenida del Tibidabo, en que el rumor de la lluvia se llevó el mundo. Mil veces he querido regresar y perderme en un recuerdo del que apenas puedo rescatar una imagen robada al calor de las llamas.
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Gracias a Sonia, amiga del blog, por recordarme y recomendarme este extracto de "La Sombra del Viento" de Carlos Ruiz Zafón. Fotografía de Noviembre de 2010, en mi casa.

martes, 9 de noviembre de 2010

Retales de Don Fermín

El azar, o su pariente de gala, el destino, suele estar a la vuelta de la esquina. Como si fuese un chorizo, una furcia o un vendedor de lotería: sus tres encarnaciones más socorridas. Pero lo que no hace es visitas a domicilio. Hay que ir a por él. Así, el tiempo, me ha enseñado a no perder las esperanzas, pero también a no confiar demasiado en ellas, son crueles y vanidosas, sin conciencia...
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Parroquiano en Ortigosa de Cameros (La Rioja). Foto tomada en Septiembre de 2010.
Texto: frases de Don Fermín Romero de Torres en "La sombra del viento" de Carlos Ruiz Zafón.

martes, 2 de noviembre de 2010

Riñéndole al suelo

Piso la raya de la carretera cruzando las calles sin miedo al andar. Luces que se encienden, silueta que muere, el semáforo verde, ya puedes pasar. Los monstruos de hierro duermen aparcados, mañana el asfalto les oirá guerrear. Farolas hundidas vigilan las calles, sus sombras gigantes parecen hablar. Ando vacilante antes de llegar, no encuentro las llaves, ...maldito portal!
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Veo algún borracho, riñéndole al suelo, prepara el bordillo para descansar...
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Foto de la escultura de "hombre ébrio" que hice en Duisburgo.
Texto, "Noche en la ciudad" de Barricada