Entré en el patio que un día fuera una fuente con agua. (Un fragmento de Baladas y Canciones del Paraná).
Mi blog de fotografía, en la que la única intención es compartir con todos aquellos amigos que lo visiten mi particular punto de vista del mundo y sus historias desde la práctica de la fotografía.
Entré en el patio que un día fuera una fuente con agua.
Siento haber desprovisto del color de la naturaleza a esta Granada de otoño que, por ser tardía y verde sin culpa, se merece ser imaginada como la imaginaría García Lorca.
Subiendo al Pico Peñalara, un día de intenso viento y niebla, con sol naciente entre bruma, al llegar a una de las zonas más expuestas, esta pareja, abuelo y nieto, decidieron darse la vuelta ante la imposibilidad de seguir la marcha. La foto recoge el momento en el que emprenden el regreso y el abuelo ayuda a su nieto a caminar mientras son zarandeados por rachas fortísimas del norte.
Quiero correr como chiquillo, sin temor a la caída
Camino a seguir...
Durante 4 días seguidos, en el camino que sigo al trabajo, veía esta espectacular postal. al 5º día decidí llevarme la cámara, dos objetivos, paré el coche en un desvío y a las 8 de la mañana de finales de diciembre del 2008 salieron estas bonitas postales. 
Fragmento de ODA VII - PROFECÍA DEL TAJO (Fray Luis de León)
Atardecer en la reserva Natural de "El Regajal" o "mar de Ontígola", sita en Aranjuez, muy cerca del pueblo toledano de Ontígola, del que toma su nombre.
Fue construido hacia el año 1572, durante el reinado de Felipe II. Para su construcción se contó con los arquitectos con más renombre de la época: Juan Bautista y Juan de Herrera.


En la mayor parte del humedal se encuentra presente el carrizo, enea y juncos, vegetación tipo palustre, que prácticamente cubre la laguna.
También se construyó, aunque éste ya en el 1735, un pequeño depósito unos cuantos metros aguas abajo del "Mar de Ontígola", conocido como "Mar Chico". Ambos abastecieron de agua a los numerosos jardines, huertas y fuentes con los que contaba Aranjuez.

El Mar de Ontígola, además, ha sido utilizado como sitio de recreo desde aquellos tiempos hasta la actualidad (incluso se introdujeron peces para la pesca, cuyas poblaciones en la actualidad están en aumento por las restricciones en la pesca según la normativa de Reservas Naturales).
Declarado en 1994 como Reserva natural, cuenta con una superficie de 635 hectáreas. A pesar de su tamaño, es considerado como uno de los espacios más importantes entomológicos de Europa, sobre todo mariposas, algunas de ellas endémicas y en grave peligro de extinción o muy amenazadas. Existe una subespecie autóctona.
Llegando al Collado Ventoso avanzamos flaqueados por una muralla de pinos centenarios realmente enormes, llega a dar miedo salirse del camino.
Estos son los pinares de Valsaín, en la madrileña Sierra de Guadarrama, siempre claros e infinitos, incluso cuando no lo están y no lo son.